Tours Privados en Bretaña

Bretaña es una península montañosa que se extiende hacia el océano Atlántico.
Con sus senderos, playas y callejuelas, es para disfrutar a lo grande, entre paseos, gastronomía, fantasías y descubrimientos. Visitar Bretaña es también sumergirse en las fantásticas historias de esta tierra de leyendas. En Brocéliande, bosque, páramos y estanques susurran los secretos de la leyenda del rey Arturo, despertando los espíritus de Merlín el Encantador o el hada Viviane. Y en el océano, los faros bretones están llenos de fabulosas historias de tormentas: el faro de Tévennec, la famosa roca embrujada o el faro del Jument posado sobre los interruptores. En Saint-Malo, entre dos grandes mareas, podemos disfrutar de la saga de los marineros en el largo viaje. Hoy la ciudad del corsario escribe una nueva leyenda: desde hace 40 años, los mejores navegantes del mundo se reúnen allí para iniciar la Ruta del Ron.

Conocerá los sitios más emblemáticos de Bretaña en un vehículo privado con chofer. Su chofer y guía experto en la historia y cultura de la ciudad, le recogerán en su hotel o sitio deseado para comenzar su tour privado. El horario de comienzo es también adaptable a su deseo personal.
No dude en contactarnos, le ayudaremos a coordinar una propuesta a su medida.

Monumentos y atracciones turísticas imprescindibles de Bretaña:
 

    • Pontivy: El bonito pueblo de Pontivy, con su castillo de los Rohan y en su casco antiguo, sus casas medievales con techos grises de diferentes alturas; contrastan con la severidad de las construcciones napoleónicas.
    • Guingamp: Pequeña ciudad pintoresca emparentada con el Trégor, la Bretaña bretonante y el Pays de Penthièvre, ofrece un patrimonio religioso, ducal y militar de gran diversidad. Pasear por sus calles le transportará a la Edad Media, al Renacimiento, a la Antigüedad… ¡hasta el siglo XXI!
    • Josselin: Las imponentes torres del castillo se reflejan en las aguas del Oust. El castillo, propiedad de la familia Rohan, una de las estirpes más antiguas de Bretaña, es el símbolo de esta bonita ciudad.
    • Pontrieux: Dispuesta en torno a sus dos plazas, la pintoresca ciudad de Pontrieux se extiende hasta el puerto deportivo, desde donde salen embarcaciones para Bréhat, Jersey o Guernsey. Con su viaducto y sus dos puentes, la ciudad invita a pasear de día y de noche (gracias a un sorprendente camino iluminado) para descubrir los lavaderos, las casas de madera o piedra, una fuente del siglo XVIII y una casa del siglo XVI apodada la «Torre Eiffel».
    • Vitré: A las puertas de Bretaña, Vitré y su castillo medieval seducen con sus viejas callejuelas y sus casas medievales de entramado de madera perfectamente restauradas. Está clasificado como “El rincón más bello de Francia”.
    • Dinan: Con sus casi tres kilómetros de murallas, Dinan y su castillo del siglo XIV se yerguen con orgullo sobre el río Rance. Del puerto deportivo, situado en la parte baja de la ciudad, parten bonitos paseos hacia el estuario. En la parte alta, las casas medievales en voladizo completan la visita de esta localidad con un marcado carácter medieval.
    • Saint Malo: Como un barco de piedra encallado en la desembocadura del río Rance, Saint-Malo muestra con orgullo sus murallas junto a la playa y el puerto. Las fachadas y torres que emergen de las fortificaciones confieren a la ciudad esa silueta tan característica. Para abordar la ciudad de Saint-Malo lo primero que hay que hacer es recorrer el camino de ronda y disfrutar de esas vistas impresionantes.
    • Rennes: Es la capital de Bretaña. Déjese atrapar por el ambiente alegre de una región moderna, creativa y bien comunicada. Rennes y los pueblos que la rodean son el reflejo de su juventud y la cultura. Además es posible admirar la magnífica línea de castillos fortificados que antaño defendían la región.
    • Fougères: Una impresionante silueta de granito domina este pueblo… En cuanto uno llega a Fougères, se ve. Y situadas a los pies de la mayor fortaleza de Europa, las casas medievales construidas con entramado de madera y las calles adoquinadas no han perdido un ápice de su encanto. Ante tus ojos: mil años de historia.
    • Bécherel: Este pequeño pueblo de callejuelas medievales celebra cada año la Feria del Libro Antiguo, que atrae a numerosos aficionados, así como a libreros dedicados al libro nuevo y de segunda mano. El pueblo invita a pasear tranquilamente por la plaza des Halles y por el jardín de Thabor antes de visitar las iglesias y los castillos de los alrededores.
    • Le Faouët: Entre unos campos moldeados por la erosión, la población de Le Faouët rezuma encanto, promesas de bonitos paseos… ¿Quién podría imaginar que aquí, en la frontera de la Cornouaille de Morbihan, se encuentran los mejores mercados cubiertos de Bretaña, una de las mejores tribunas del coro de Francia y suntuosas capillas góticas?
    • El Valle de los Santos: El carácter singular del Valle de los Santos se debe a que se trata, a la vez, de un lugar histórico, una tierra de leyenda y la cuna de unas increíbles esculturas monumentales. Una mota castral, una capilla del siglo XVI y las estatuas de santos bretones ocupan el paisaje ondulado de Poher.
    • El bosque de Huelgoat: Es la cuna de numerosas leyendas celtas, aunque es conocido sobre todo por la curiosidad y la belleza de sus peñascos. Situado en el Parque Natural de Armórica, el bosque de Huelgoat siempre ha inspirado relatos populares debido a la presencia de esas rocas enormes de formas extrañas, sus menhires o por las referencias al rey Arturo, al diablo y hasta a la Virgen. No hay que perderse el caos rocoso del molino, el río de Argent, la gruta del diablo, el campo de Artus…
    • Combourg: Está íntimamente unida al más ilustre escritor romántico francés: Chateaubriand. Este escritor nació a finales del siglo XVIII en este entorno histórico rodeado de naturaleza. Siguiendo los pasos del poeta y novelista, déjese invadir por la atmósfera bucólica del lago Tranquille donde destaca un imponente castillo.
    • Dinard: Sus villas Belle Epoque son archiconocidas. En la actualidad, el casino, las galerías de arte y los palacetes hacen de la elegante Dinard un destino muy cotizado. Sin conocerá su Festival de Cine Británico que atrae a numerosas celebridades cada otoño. En la costa Esmeralda, este destino de playa sigue siendo un lugar muy chic con relajantes vistas al río Rance y Saint-Malo.
    • Locronan: Ha entrado en los exclusivos clubes de los «Pequeños Pueblos con Carácter» y «los Pueblos más bonitos de Francia» con argumentos contundentes. Los celtas eligieron este lugar para crear un nemeton: un recorrido sagrado jalonado de estaciones que simbolizan los meses del año. En el siglo XI, san Ronan cristianizó el asentamiento y fundó la ciudad. Locronan ganó en riqueza y belleza a partir del siglo XIV, gracias al textil para velas. El comercio establecido con todas las grandes flotas creó fortunas y armoniosas casas de granito. Las fachadas permanecen fieles a sus origines.
    • Pornic: Este pueblo costero se extiende alrededor del antiguo puerto, donde se amontonan barcos de pesca y veleros tradicionales. Bordeando los muelles y sus terrazas, un paseo llega hasta el sólido castillo construido en el siglo XIII para luego dirigirse hacia el nuevo puerto de la Noëveillard. El paseo abre el apetito y apetece un helado en La Fraiseraie, una deliciosa institución local. Al otro lado del puerto, el sendero sube por el acantilado hacia calas con encanto, el Instituto de talasoterapia y la playa de La Fontaine-aux-bretons. En el centro de la ciudad, las escaleras y callejuelas serpentean entre las casas de los pescadores.
    • La Grande Brière: Desde el agua a bordo de un barco, en bicicleta o a pie, uno se olvida de todo en este laberinto de canales, cañizares y prados inundables. Todo ello cerca de La Baule, aunque la efervescencia del turismo de playa quede bien lejos. Le espera una naturaleza verde salpicada de cabañas que descubrirás a tu ritmo.
    • Châtelaudren: Situada entre la zona costera y la interior, se sitúa en el valle del Leff. Con sus contrastes de granito, agua y metal, este pequeño pueblo carácter es a la vez un enclave histórico, un lugar de relax a orillas del río y un lugar con un sorprendente patrimonio industrial.
    • Rochefort en Terre: Sin duda esta es uno de los más bellos «Pequeños Pueblos con Carácter» de Bretaña. Rochefort-en-Terre invita a emprender un viaje por el tiempo con sus murallas, el castillo y sus casas antiguas. La ciudad se engalana de flores y durante todo el año está animada con sus bonitas tiendas, galerías y talleres de artistas.
Dinan

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